sábado, 11 de diciembre de 2010

¿CÓMO PUDISTE?

Cuando era cachorra, te hacía reír con mis gracias y mis travesuras y te llenaba de alegría. Me decías que era tu bebé y a pesar de algunos zapatos masticados y algunas almohadas deshechas jugando juntos, me convertí en tu mejor amiga.  Cuando me portada mal agitando tu dedo cerca de mi carita me preguntabas  ¿Cómo pudiste? pero de inmediato sonreías, me ponías de panza y me rodabas en el suelo y me acariciabas.  Mi entrenamiento para ser limpia tardó un poquito más de lo esperado por que siempre estabas ocupado, pero juntos trabajamos y lo conseguimos.  Recuerdo aquella noche que olfateándote en la cama, escuchando tus confidencias y sueños secretos, pensé que no podría existir nada más hermoso y perfecto que mi vida a tu lado. Dábamos largas caminatas, corríamos en el parque, hacíamos paseos en el coche y nos deteníamos para tomar un helado del cual solo me tocaba el cono porque me convencías que el helado no era "bueno" para los perros; y luego tomaba largas siestas en el sol esperando tu regreso a casa al final del día. Poco a poco empezaste a pasar más tiempo en el trabajo y en tu carrera y más tiempo aún buscando una pareja humana. Te esperaba pacientemente, te consolaba en tus tristezas y desilusiones y era una explosión de alegría cuando volvías a casa; y cuando te enamoraste de ella me sentí igual de feliz, ahora es tu esposa y no es una amante de los animales, sin embargo, le di la bienvenida a nuestra casa, trate de mostrarle afecto y siempre la obedecí, después llegaron los bebés humanos y compartí tu emoción.  Me fascinaba su piel rosada, cómo olían y deseaba también brindarles mi amor maternal, sólo q tú y ella temían que yo los pudiera lastimar. Por lo que pasaba la mayor parte del tiempo alejada en una jaula. ¡Cuánto deseaba amarlos! Cuando empezaron a crecer me convertí en su amiga. Se colgaban y jalaban mi piel, se montaban en mí y me picaban los ojos con sus deditos y hasta me daban besos en la nariz. Ahora se te presentó la oportunidad de una nueva carrera en otra ciudad y tú y ellos se mudarán a otro departamento en donde no permiten mascotas.
Tomaste la decisión correcta para tu familia. Aunque hubo un tiempo en que yo era tu única familia. Me emocioné y me sentí feliz en el paseo en coche contigo, hacía mucho tiempo no lo repetíamos hasta que llegamos al asilo de animales. Olía a perros y gatos, a miedo y desesperanza. Llenaste unos papeles que te entregaron y dijiste: "sé que le encontrarán una buena casa".
Ellos sonrieron tristemente y me miraron con pena, conocían la realidad a la que se enfrenta una perra adulta, aún "cuando tengas papeles".
Tuviste que arrancar los dedos de tu hijo para q soltara mi collar al tiempo q gritaba
"NO PAPA, ¡NO POR FAVOR NO DEJES Q SE LLEVEN A MI PERRITA!" Y yo me preocupé por él, y por las lecciones q le habías enseñado acerca de la amistad y la lealtad, acerca del amor y la responsabilidad acerca del respeto a toda expresión de vida.
Me tocaste apenas la cabeza y evitaste mi mirada. Tenías una fecha límite que cumplir y ahora, yo también tenía una. Cuando te alejaste, las dos amables personas comentaron que probablemente tú sabías del cambio hacía muchos meses y no hiciste ningún intento por encontrarme un buen hogar. Movieron tristemente la cabeza y se preguntaron ¿COMO PUDISTE?
Aquí en el asilo nos atienden hasta donde les es posible.
Desde luego q nos alimentan, pero yo perdí el apetito hace muchos días.
Al principio cuando alguien pasaba cerca de mi jaula, corría al frente esperando que fueras tú, que habías cambiado de idea, y q todo esto era sólo una pesadilla, o bien, esperaba que, tal vez alguien se compadeciera y me salvara.
Cuando me di cuenta que no podía competir con la alegría con la que llamaban la atención los cachorritos felices, ignorantes de su propio destino, me retraje a una esquina lejana y esperé. Escuché sus pasos cuando aquella persona vino hacia mí al final del día y recorrí el pasillo junto a ella hacia un cuarto separado.
Un cuarto tranquilo y silencioso. Me puso sobre la mesa y frotó mis orejas y me dijo que no me preocupara.
Mi corazón latió presintiendo lo que iba a ocurrir, pero al mismo tiempo tuve una sensación de alivio.
A la prisionera de amor se le habían acabado los días. Gentilmente colocó un torniquete en mi pata al mismo tiempo q una lagrima corría por sus mejillas.
Lamí su mano en la misma forma que solía hacerlo cuando trataba de consolarte a ti hace muchos años.
Con mucho cuidado deslizó la aguja en mi vena.
Cuando sentí el piquete y el frío líquido recorriendo mi cuerpo, me recosté somnolienta, miré a sus ojos generosos y murmuré ¿COMO PUDISTE?
Tal vez porque entendió mi lenguaje de perro, dijo ¡Lo siento mucho!
Me abrazó y nerviosamente explicó que su trabajo era asegurarse de que yo fuera a un mejor lugar, un lugar en donde ya no pudiera ser ignorada, agredida ni abandonada, ni tendría que luchar por mí misma, un lugar de amor y luz, tan diferente de este mundo.
Y con el último aliento de energía traté de dirigirme a ella con un ligero movimiento en mi cola para decirle que mi ¿COMO PUDISTE? No iba dirigido a ella, iba dirigido a ti, Mi querido Amo.
Pensar que las animales, no poseen sentimientos es como pensar que las aves no vuelan, todos los animales poseen sentimientos, como los océanos poseen peces, si tenemos una mascota, nunca lo abandones recuerda que tiene sentimiento, cuidemos de él hasta su muerte, sino mejor nunca compremos o aceptemos criar una mascota.

MI HIJA MARÍA JOSÉ



El día que mi María José nació, en verdad no sentí gran alegría porque la decepción que sentía parecía ser más grande que el gran acontecimiento que representa tener hijo. Yo quería un varón.

A los dos días de haber nacido, fui a buscar a mis dos mujeres, una lucia pálida y la otra radiante y dormilona. En pocos meses me deje cautivar por la sonrisa de María José y por el negro de su mirada fija y penetrante, fue entonces cuando empecé a amarla con locura, su carita, su sonrisa y su mirada no se apartaban ni un instante de mi pensamiento todo se lo quería comprar, la miraba en cada niño o niña, hacia planes, todo seria para mi María José.

Este relato era contado a menudo por Randolf, el padre de María José: Yo también sentía gran afecto por la niña que era la razón más grande para vivir de Randolf, según decía el mismo.

Una tarde estaba mi familia y la de Randolf haciendo un picnic a la orilla de una laguna cerca de casa y la niña entabla una conversación con su papá, todos escuchábamos.

- Papi, cuando cumpla quince anos, ¿Cuál será mi regalo?

- Pero mi amor si apenas tienes diez añitos, ¿No te parece que falta mucho para esa fecha?

-Bueno papi, tu siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por aquí.

La conversación se extendía y todos participamos de ella. Al caer el sol regresamos a nuestras casas.

Una mañana me encontré con Randolf enfrente del colegio donde estudiaba su hija quien ya tenía catorce años. El hombre se veía muy contento y la sonrisa no se apartaba de su rostro. Con gran orgullo me mostró el registro de calificaciones de María José, eran notas impresionantes, ninguna bajaba de diez puntos y los estímulos que les habían escrito sus profesores eran realmente conmovedores, felicite al dichoso padre y le invite a un café.

María José ocupaba todo el espacio en casa, en la mente y en el corazón de la familia, especialmente el de su padre.

Fue un domingo muy temprano cuando nos dirigíamos a misa, cuando María José tropezó con algo, eso creímos todos, y dio un traspié, su papá la agarra de inmediato para que no cayera.

Ya instalados en nuestros asientos, vimos como María José fue cayendo lentamente sobre el banco y casi perdió el conocimiento. La tome en brazos mientras su padre, buscaba un taxi y la llevamos al hospital. Allí permaneció por diez días y fue entonces cuando le informaron que su hija padecía de una grave enfermedad que afectaba seriamente su corazón, pero no era algo definitivo, que debía practicarle otras pruebas para llegar a un diagnostico firme.

Los días iban transcurriendo, Randolf renuncio a su trabajo para dedicarse al cuidado de María José, su madre quería hacerlo pero decidieron que ella trabajaría, pues sus ingresos eran superiores a los de él.

Una mañana Randolf se encontraba al lado de su hija cuando ella le pregunta: - ¿Voy a morir, no es cierto? Te lo dijeron los médicos.

- No mi amor, no vas a morir, Dios que es tan grande, no permitiría que pierda lo que más he amado en el mundo - respondió el padre -

- ¿Van a algún lugar?. - Pueden ver desde lo alto a las personas queridas?.¿Sabes si pueden volver?.

- Bueno hija - respondió - en verdad nadie ha regresado de allá a contar algo sobre eso, pero si yo muriera, no te dejaría sola.

Estando en el mas allá buscaría la manera de comunicarme contigo, en última instancia utilizaría el viento para venir a verte.

-¿Al viento? Replico María José. ¿Y cómo lo harías?

- No tengo la menor idea hija, solo sé que si algún día muero, sentirás que estoy contigo cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas.

Ese mismo día por la tarde, llamaron a Randolf, el asunto era grave, su hija estaba muriendo, necesitaban un corazón pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días más.

Un corazón! ¿Donde hallar un corazón? Lo vendían en la farmacia acaso, en el supermercado, o en una de esas grandes tiendas que propagan por radio y televisión. Un corazón! ¿Dónde?

Ese mismo mes, María José cumpliría sus quince años. Fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, las cosas iban a cambiar. El domingo por la tarde, ya María José estaba operada. Todo salió como los médicos lo habían planeado éxito total!

Sin embargo, Randolf no había vuelto por el hospital y María José lo extrañaba muchísimo. Su mama le decía que ya que todo estaba bien y que será el papá quien trabajaría para sostener la familia, Marie José permaneció en el hospital por quince días más, los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y fuerte y así lo hicieron.

Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme sofá y su mama con los ojos llenos de lágrimas le entrega una carta de su padre:

María José, mi gran amor: "Al momento de leer mi carta, debes tener quince años y un corazón fuerte latiendo en tu pecho, esa fue la promesa de los médicos que te operaron.

No puedes imaginarte ni remotamente cuanto lamento no poder estar a tu lado en este instante. Cuando supe que ibas a morir sentí que yo también moriría contigo, y me preguntaba ¿qué podía hacer?...

Después de tanto pensar y sentir mil cosas dentro de mí, decidí finalmente que la mejor manera de hacer algo por ti era darle respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenías diez anos y a la cual no respondí. Decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás ha hecho. Te regalo mi vida entera, sin condición alguna para que hagas con ella lo que creas que es mejor, sintiendo muchas cosas bellas y sabiendo que en el mundo lo más importante es que quieras vivir, ¡Vive hija! Te amo! También quiero que sepas que hoy, mañana y siempre estaré a tu lado... siempre. Te Amo y siempre Te Amare, porque eres lo más grande y hermoso que Dios me ha dado... siempre estaré contigo, siempre TE AMARE...

María José lloro todo el día y toda la noche. Al día siguiente, fue al cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá, lloro como nadie lo ha hecho y susurro:

- Papi ahora puedo comprender cuanto me amabas, yo también te amo aunque nunca te lo dije. Por eso también comprendo la importancia de decir "TE AMO". Y te pido perdón por haber guardado silencio... en ese instante las copas de los árboles se movieron suavemente y cayeron algunas flores. Sintió María José que un suave viento rozo su cara y una brisa fresca beso sus mejillas. Alzo la mirada al cielo sintiendo una paz inmensa y dio gracias a Dios por eso. Se levanto y camino a casa con la alegría de saber que lleva en su corazón "el amor más grande del mundo". Su padre dono su corazón.

Serias capaz de dar la vida por amor, nuestro único camino es el amor, cuando una persona realmente ama es capaz de dar todo sin importar nada inclusive sacrificar su propia vida para dejar vivir a la otra persona sin importar las consecuencias.


jueves, 9 de diciembre de 2010

10 REGLAS DE ORO PARA EL MATRIMONIO



1. Nunca se enfaden los dos al mismo tiempo. Para lograrlo es necesario ser prudente, y saber, con fortaleza, reprimir la ira que se levanta en nuestro interior.

2. Nunca se griten el uno al otro a menos que la casa esté en llamas. Hay que tener templanza y moderación de las pasiones.

3. Si uno de los dos tiene que vencer en una discusión, deja que el otro sea el ganador. En el fondo de esta actitud hay amor del bueno, que prefiere ceder para obtener la paz. La aparente «derrota» se convierte en una gran victoria sobre sí mismo.

4. Si tienes que criticar, hazlo con amor. Lealtad: decir las cosas serenamente, sencillamente, y sobre todo pensando en el otro, en su bien. ¡Es preciso ser fuerte, prudente y recto para actuar de esta manera!

5. Nunca se echen en cara los errores del pasado. Debe llegar tu amor para con los defectos y las debilidades del otro. Amarle de verdad, incluso con sus defectos.

6. Sé obstinado con cualquiera antes que con el otro. Tenemos que preocuparnos antes de los más cercanos a nosotros.

7. Nunca se vayan a dormir con un desacuerdo sin resolver. Claridad en las relaciones. Humildad para reconocer la parte de culpa propia. Olvido de los rencores y los enfados. Confianza en el otro.

8. Por lo menos una vez al día trata de decirle algo bondadoso o un cumplido agradable al otro. Esto suena algo así como detalles pequeños en el cariño, cordialidad y galantería.

9. Cuando hayas hecho algo equivocado, prepárate para admitirlo y pedir perdón. Sinceridad y sencillez, porque no es mejor quien no se equivoca nunca.

10. Dos no pelean si uno no quiere, y el que está equivocado es el que más habla. Lógicamente, el que está más sereno es el que mejor puede ceder. Las cosas se ven mejor con cierta distancia. Sentido común, amor a la paz.

Si deseas tener un matrimonio feliz recuerda estos 10 consejos, si tu relación tiene debilidades, y no practicas ninguna de estas reglas, tu relación está condenada a fracasar, si quieres superar los problemas que existen en tu matrimonio empieza cada nuevo día practicando una regla de oro y poco a poco te darás cuenta de que tu relación va mejorando, es difícil ponerlo en práctica pero vale la pena el esfuerzo inténtalo y veras los resultados en poco tiempo.




martes, 7 de diciembre de 2010

RECIBIMOS LO QUE DAMOS


Hace mucho tiempo, una joven llamada Lili se casó y fue a vivir con el marido y la suegra. Después de algunos días, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes, y Lili fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba. Los meses pasaron, y Lili y su suegra cada vez discutían más, y peleaban. De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra, y obedecerla en todo. Lili, no soportando más vivir con la suegra, decidió tomar una decisión, y visitar a un amigo de su padre. Después de oírla, él tomó un paquete de hierbas y le dijo:

- No deberás usarlas de una sola vez, para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. Deberás darle varias hierbas, que irán lentamente envenenando a tu suegra. Cada dos días, pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado, y actuar de manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda, tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones. Lili respondió: - Sí, haré todo lo que usted me dice.

Quedó muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada, para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra. Pasaron las semanas, y cada dos días, Lili servía una comida especialmente tratada a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado, sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía a la suegra, y la trataba como si fuese su propia madre. Después de seis meses, las cosas habían cambiada. Lili había controlado su temperamento, y casi nunca aborrecía a su suegra. En esos meses, no había tenido ni una discusión con su suegra, que ahora parecía mucho más amable, y más fácil de tratar. Las actitudes de la suegra también cambiaron, y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un día, Lili fue nuevamente con el Sr. Huang, para pedirle ayuda, y le dijo:

-Querido Sr. Huang, por favor, ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable, y yo la amo ahora como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di.

El Sr. Huang sonrió, y señaló con la cabeza:

- Lili no tienes por qué preocuparte. Las hierbas que le di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera, y sustituido por el amor que tú le das ahora.

En China existe una regla que dice: "La persona que ama a los otros, también será amada". La mayor parte de las veces, recibiremos de las otras personas lo que les damos, y por eso ten cuidado, y acuérdate siempre: "El plantar es opcional, pero la cosecha es obligatoria; por eso ten cuidado con lo que plantas".

No hagas lo que no te gustaría que hagan contigo, pues todo en esta vida se regresa, si siembras mentiras y engaños cosecharas odio y rencor, si siembras amor y paz cosecharas felicidad y mas amor depende de ti, elegir recuerda las cosas o las decisiones que tomes ahora tendrán un gran impacto, mañana.